Tiempo atrás escribí un post acerca de uno de los temas recurrentes en la inversión en acciones: cuántas debe tener mi cartera? Y ponía como modelos a Buffet (concentrada) y Lynch (diversificada).
Cabe mencionar sin embargo que esta aproximación es extremadamente simplificada puesto que este debate es muy amplio, veamo ejemplos:
Renta fija vs renta variable. Una cuestión fundamental, decidir que porcentaje de la cartera se invierte en renta fija y cuál en renta variable. Si tenemos el 80% en renta variable, algunos dirán que la cartera no está bien diversificada (independientemente del número de valores).
Diversificación geográfica. En el caso de inversores que apuestan por la renta variable (como es el mío) se plantea por ejemplo otra disyuntiva, en qué países invertir? Si una cartera está invertida al 100% en la bolsa española, se podrá decir que no está diversificada geográficamente ya que tendrá un riesgo país únicamente asociado a España. Si bien es cierto que algunas compañías con mucha presencia internacional mitigan esta relación riesgo país, al provenir sus ingresos de múltiples países, no sólo se aquel donde cotizan.
Diversificación sectorial. Una cartera de renta variable dedicada al mercado español, tiene también otra variante fundamental, los sectores donde invierten. Por ejemplo, si se compran mayoritariamente acciones de bancos se podrá decir que esa cartera tiene mucha exposición al sector financiero.
Acciones vs fondos. Otro debate universal a la hora de construir una cartera. Invertir sólo en acciones? Sólo en fondos? En ambos? Cómo distribuir esa inversión entre ambos tipos?.
Sirva todo esto para dejar constancia que el tema de la diversificación es muy interpretable y tiene muchos puntos de vista. Lo fundamental es saber analizar todas estas posibilidades que ofrecen los mercados y crearse un método inversor propio adaptado a las caractaerísticas propias de riesgo, conocimiento, tiempo,...