La semana pasada publicaba las principales cifras de la Cartera GSF en 2014.
La primera reflexión es clara, no estoy contento. Una rentabilidad final del 1% es un resultado pobre. Sin excusas. A mediados de año las sensaciones eran contrarias, con una ganancia por aquel entonces en torno al 10%. La caída posterior del mercado ha afectado de forma sensible la cartera.
En segundo lugar, no queda otra que aprender de los errores cometidos. Por ejemplo, el momento elegido para entrar en Deoleo no fue el adecuado. Quedaban muchas cosas por resolver en la empresa aceitera antes de poder entrar de forma más fiable.
Respecto a la rentabilidad frente al Ibex, como consecuencia del resultado final obtenido, no es buena pero me preocupa menos en cuanto el índice español ha sido uno de los que mejor comportamiento ha tenido de todas las bolsas europeas.
En otro orden de cosas, 2014 ha sido el año en el que se puede decir he culminado el proceso de remodelación de la cartera hacia un modelo más Lynch (más diversificado). Los movimientos del cuarto trimestre han reforzado ciertas posiciones, de forma que la ponderación actual sea:
- BME y CIE automotive, posiciones destacadas, con peso por debajo del 15%
- Vidrala, Elecnor y Europac, pesos en torno al 10%
- El resto con un peso igual o inferior al 6%
A pesar de que las cifras de 2014 no han sido buenas, estoy cómodo con la Cartera GSF en su estado actual. Creo que la forman buenas compañías y confío en que con el tiempo se irán viendo los frutos. Aún así será importante analizar los informes de final de año para mantener la estrategia o cambiarla.
También ha sido el año de abrir miras a mercados exteriores como el americano y hacer seguimiento de empresas como Disney o el sector de maquinaria agrícola, en un ejercicio altamente interesante aunque no haya invertido en ninguna de estas empresas.
Aprender, aprender y volver a aprender. No queda otra.
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